El liberalismo siempre ha defendido como principio supremo que cada individuo es dueño y soberano de sí mismo. Y como escribe el filósofo liberal Nozick “ tener derecho de propiedad de X es tener el derecho de determinar qué se haga con X”.
Obviamente, el liberalismo tiene en nuestros días toda una corriente de detractores y su principio supremo suele ser puesto a prueba. Analicemos un caso complejo que nos sirva para evaluar si es justo ese principio:
CANIBALISMO PACTADO
En 2001 tuvo lugar una extraña cita en un pueblo alemán. Brandes, ingeniero informático de 43 años de edad, respondió a una anuncio de Internet que buscaba a alguien dispuesto a que lo matasen y comiesen. Había puesto el anuncio Armin Meiwes, de 42, técnico de ordenadores. Meiwes no ofrecía ninguna compensación económica; sólo la experiencia en sí. Brandes, tras reunirse con Meiwes y sopesar la propuesta mientras tomaban café, dio su consentimiento. Meiwes mató al invitado, troceó el cadáver y lo guardó en bolsas de plástico dentro de su nevera. Para cuando lo arrestaron se había comido case 20 kilos de su víctima.
Cuando Meiwe fue llevado a juicio, un caso tan llamativo fascinó al público y confundió al tribunal. Alemania no tiene leyes contra el canibalismo. El perpetrador no podía ser condenado por asesinato, arguyó la defensa, ya que la víctima participó voluntariamente en su propia muerte. Su cliente no podía ser culpable de haber matado a alguien que pidió que lo matasen. En el fondo, lo que Meiwes había cometido era un “suicidio asistido” que se castiga como mucho con 5 años de cárcel.
¿podemos hacer con nuestras vidas y nuestro cuerpo lo que nos de la gana? ¿Somos dueños de nosotros mismos?